¿Qué es el pacharán casero?

Esta pregunta es muy fácil de responder: el pacharán casero es el pacharán hecho en casa. El pacharán que todos los aficionados hacemos cada año para nuestro consumo y el de nuestra familia, igual que hay quien hace mermeladas, conservas de tomate, pimiento…
Pero ninguno de estos productos puede comercializarse y, sin embargo, continuamente nos encontramos con gentes que nos quieren vender pacharán casero: en mercadillos, en restaurantes, en bares, incluso en algunas vinotecas y tiendas de alimentación nos anuncian como caseras algunas botellas de pacharán etiquetadas y precintadas. Ocurre también con conservas y otros productos aunque mucho menos porque, por alguna razón, en esos productos está más perseguida la práctica ilegal de ofrecer como casero aquello que no lo es.
Y por culpa de esto se hace más necesario responder a otra pregunta: ¿qué no es pacharán casero?:
No es pacharán casero el chupito gratuito que nos ofrecen en el restaurante y que sirven desde una frasca sin etiqueta porque, en realidad, lo compran envasado en garrafas a algún productor comercial de bajo precio y menor calidad para luego rellenar la frasca (práctica prohibida, por cierto) y decirnos que es casero.
No es pacharán casero el pacharán de marcas desconocidas o personalizadas que nos ofrecen en los mercadillos y algunas vinotecas envasado en botellas, frascas o garrafas ya que, bajo ese disfraz de casero, en realidad nos están vendiendo pacharanes comerciales de segunda calidad.
No es pacharán casero el pacharán que en tiendas de alimentación anuncian como tal ya que está elaborado y distribuido por una empresa que, aunque en letra pequeña, estará identificada en su etiqueta.
No es pacharán casero esas botellas de marcas y formas tradicionales por mucho que en la etiqueta escriban casero, el casero o de casa, ni siquiera cuando lo expresan en euskera o utilizan una marca en la que proliferan las letras k y x. Quién sabe, quizás algún día los inspectores de Consumo cumplirán con su cometido y las retirarán del mercado por engaño al consumidor, pero mientras tanto deberemos conformarnos con rechazarlas.
No es pacharán casero la botella tradicional de anís llena de pacharán, aunque lleve un cutre tapón cabezudo y una etiqueta marrón muy pequeña que recuerda al papel de estraza: es un pacharán comercial hecho por un avispado industrial que quiere darnos el pego vistiendo de casero aquello que simplemente es cutre y barato.
Y es que está muy claro: pacharán casero es el que hacemos en casa cada año, el que nos ofrecen en su casa los amigos y parientes que lo hacen. Y todo lo demás que se ofrece como casero es un engaño, un fraude con el que se enriquecen empresarios, hosteleros y tiendas, y que nos terminamos bebiendo engañados a pesar de lo malos que normalmente son.
Os recomiendo hacer como yo: en casa tomo mi pacharán casero. Y en el restaurante y los bares una marca comercial de Pacharán Navarro que, en lugar de tratar de engañarme, me dice de verdad qué es lo que me está vendiendo.